lunes, 3 de noviembre de 2014

Capítulo 5

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LA PRINCESA Y EL PERIODISTA
CAPÍTULO 5: A LA LUZ DE LAS VELAS


HOUSTON, ESTADOS UNIDOS

INT. / CLÍNICA ANDERSON, HABITACIÓN / DÍA

A última hora de la tarde en Houston, el Rey Edward y su hermana Margaret conversan. El monarca se levanta de su silla y…

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Edward: ¿Qué haces con esa maleta? (Extrañado)

Margaret: Tengo que volver a Bruselas, mi avión sale en tres horas.

Edward: ¿Cómo así que te vuelves a palacio? ¿Me vas a dejar sólo aquí? ¿Te has vuelto loca?

Margaret: Sólo serán dos o tres días, son asuntos personales, no te puedo contar. Además no tienes quimio hasta el jueves y para entonces ya estaré de regreso.

Edward: Está bien, está bien, como quieras pero llámame cuando llegues. Hablaré con los de seguridad para que te acompañen al aeropuerto.

Margaret: No te preocupes, ya pedí un taxi. Cuídate hermano, cuídate. (Se abrazan)

Edward: Buen viaje…


AL DÍA SIGUIENTE
BRUSELAS, BÉLGICA

INT. / PALACIO REAL, COMEDOR / DÍA

La Reina Anne se encuentra almorzando un suculento desayuno, aun en bata, cuando es interrumpida por Jacques, el jefe de la Casa Real.

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Jacques: Señora, le tengo malas noticias… (Con mala cara)

Anne: ¿Qué ocurre Jacques? No me asustes, por el amor de Dios. (Preocupada)

Jacques: Es el Duque de Valonia, anoche sufrió un infarto.

Anne: ¿Quéee? (Se levanta de la silla nerviosa y angustiada) ¿Pero qué estás diciendo?

Jacques: Está en el hospital central de la capital. Acabo de hablar con la Duquesa.

Anne: Dios mío, tengo que ir a ese hospital…

Jacques: Señora, por favor es mejor no vaya, se pondría en evidencia.

Anne: Te he dicho que voy a ir a ese hospital y voy ir, te pongas como te pongas. Voy a vestirme… (Se marcha a su dormitorio a toda prisa)


ROMA, ITALIA
INT.  / HOTEL, SUITE / DÍA

La princesa Elizabeth, en lencería negra, se mira en un espejo de cuerpo entero. La joven toma unos pantalones y una blusa para vestirse tras haberse duchado. En ese momento suena su teléfono móvil en la mesilla. La princesa contesta a la llamada y…

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Elizabeth: ¿Andrés? (Sonríe dulce)

Andrés: Hola… buenos días… Alteza. (Sonríe)

El periodista habla con ella desde otra habitación del mismo hotel, pero más modesta y pequeña. Andrés, de pie y sin camisa, habla con la princesa.

Andrés: Quería desearte buenos días…  nada más.

Elizabeth: Gracias… ¿Cómo estás, dormiste bien? Espero no te vieran mis guardaespaldas ayer.

Andrés: No, creo que no… La verdad porque te pusiste así de pesada, si no…

Elizabeth: ¿Si no qué, eh? Jajaja.

Andrés: Ya sabes… mmm.

Elizabeth: Estás loco… jajaja.

Andrés: Sí, pero loco por ti. (Sonríe y se va poniendo una camisa)

Elizabeth: Imagino hoy tienes un día muy ocupado por lo de las elecciones presidenciales de Italia.

Andrés: Así es, ya en media hora salgo, me está esperando un compañero cámara de televisión. Salgo en directo en las noticias del mediodía como enviado especial.

Elizabeth: Qué bien… Me hubiera gustado verte hoy…

Andrés: Pues pon la tele…

Elizabeth: Jajaja, me refería a en persona, tonto.

Andrés: Ah… Bueno eso tiene fácil solución. Podríamos cenar esta noche. ¿Te gustaría?

Elizabeth: ¿Ce… cenar esta noche? ¿Sólos, tu y yo?

Andrés: Bueno está bien, invitaremos a la de las gafas de pasta… ¿Cómo era? Ah ya… Shaila… (Se burla)

Elizabeth: Jajajaja. Ni se te ocurra.

Andrés: Jajaja. Es una broma. Te lo crees todo. ¿Cómo vamos a invitar a tu amiga a una cena íntima?

Elizabeth: ¿Qué tan intima? (Se burla)

Andrés: Digamos que el postre lo pondría yo…

Elizabeth: Ay pero que descarado… (Se pone roja)

Andrés: Jajajaja.

Elizabeth: Anda calla, calla… (Avergonzada) Corre y ya cuelga que se te va a hacer tarde.

Andrés: Está bien, su alteza, usted perdone… Te espero esta noche a las nueve en el restaurante del hotel.

Elizabeth: Está bien… Un beso.

Andrés: Un beso.

Ambos terminan la llamada, la princesa habla consigo misma.

Elizabeth: ¿Y ahora que le digo a Shaila y a los de seguridad? Ay en qué lio me estoy metiendo… (Preocupada)


BRUSELAS, BÉLGICA
INT. / HOSPITAL CENTRAL, HABITACIÓN / DÍA

Sebastian, el Duque de Valonia, se encuentra en su cama. Afortunadamente ha sobrevivido al infarto aunque está bastante débil. Su esposa y sus hijos hablan con él rodeando la cama.

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Chantal: Qué susto nos diste, mi amor… Pensé en lo peor… (Angustiada)

Robert: Lo importante es que papá ya está bien. Pero eso sí, el doctor ha dicho que necesitas reposo y sobre todo dejar el alcohol y el tabaco.

Sebastian: Bueno, bueno, no me traten como si fuera un viejito… Yo sé lo que tengo que hacer, además fue una falsa alarma.

Rebecca: ¿Qué falsa alarma ni que nada? Te podías haber muerto…

En ese instante tocan a la puerta…

Chantal: Sí, adelante…

La Reina Anne entra en la habitación, elegantemente vestida y acompañada del jefe de la Casa Real, Jacques.

Chantal: ¿Anne? ¿Se puede saber que haces tú aquí? (Sorprendida)

Anne: Buenos días.. Me enteré... por la tele. (Miente) Vine lo más pronto que pude. ¿Cómo estas Sebastian?

Sebastian: Mejor, ya pasó, gracias por venir… (Le sonríe seductor)

Ni Robert, ni Rebecca se dan cuenta de las miraditas entre la reina y el duque pero Chantal comienza a sospechar que algo hay entre su marido y la esposa del rey. La duquesa pone mala cara.


ROMA, ITALIA
EXT. / FONTANA DI TREVI / DÍA

En pleno centro de la monumental y hermosa capital italiana, la princesa Elizabeth y su amiga y doncella Shaila charlan acerca de Andrés. Ambas chicas miran hacia la espectacular fuente, situada en una pequeña plaza siempre llena de turistas. Tres guardaespaldas las vigilan a pocos metros.

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Shaila: ¿Qué vas a cenar con Andrés esta noche? ¿Te lo pidió él?

Elizabeth: Sí. Necesito me cubras con los guardaespaldas… Andrés quiere cenar en el restaurante del hotel pero me pueden ver con él, no quiero que alguien se pueda ir de la lengua cuando volvamos a Bruselas.

Shaila: ¿Y qué quieres que haga?

Elizabeth: No sé, invéntate lo que sea, que estoy mala y que no bajaré a cenar esta noche.

Shaila: Los de seguridad suelen cenar pronto, a eso de las ocho.

Elizabeth: Andrés me espera a las nueve…

Shaila: Ay amiga, creo que esto no va a salir bien… Ya ayer empezaron a murmurar entre ellos tres que hay algo más que una amistad entre tú y ese periodista.

Elizabeth: ¿Les dijiste que es periodista?

Shaila: No dejaban de acosarme a preguntas… Tuve que contarles la verdad. Bueno no toda, pero sí parte.

Elizabeth: Tienes que evitar que me vean con él esta noche.

Shaila: Pues hija, si cenas en el restaurante del hotel te puede ver cualquiera.

Elizabeth: Podemos cenar en otro sitio… Ya veré… Andrés hoy tiene mucho trabajo, ya te dije que está de enviado especial aquí en Roma por lo de las elecciones de hoy.

Shaila: Ya, ya lo sé. Bueno veré que puedo hacer.


BRUSELAS, BÉLGICA
INT. / APARTAMENTO DE SILVIE, SALÓN / DÍA

La periodista habla consigo misma.

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Silvie: Ese maldito viejo sangró como un cerdo… Espero nadie descubra la verdad, a estas horas seguro ya alguien encontró el cadáver en la habitación.

Justo en ese instante, la explosiva rubia recibe una llamada al teléfono de casa. Silvie contesta. Es su amiga Rebecca, desde el hospital donde está ingresado su padre.

Silvie: ¿Sí, dígame?

Rebecca: Hola amiga, soy yo. Te llamo para decirte que mi papá tuvo un infarto anoche y está en el hospital.

Silvie: ¿Quéee? ¿Pero cómo está, está bien?

Rebecca: Sí, tranquila, afortunadamente fue un susto nada más. Pero el médico le ha recomendado reposo, una dieta baja en sal y que deje de fumar sobre todo.

Silvie: Entiendo… ¿Has visto la tele hoy?

Rebecca: No… ¿Por qué?

Silvie: No, por nada… Oye tengo que dejarte que salgo para el canal ahora mismo. (Pensando: ¿Habrá salido ya la noticia de la muerte de Bernard? Tengo que enterarme…)


ROMA, ITALIA
INT. / HOTEL, RESTAURANTE / NOCHE

Andrés espera pacientemente en el restaurante, vestido con un bonito traje negro y camisa blanca. El periodista aguarda la llegada de la chica que le gusta pero ella no aparece. Andrés comienza a impacientarse y mira su reloj de pulsera. La mesa está bien dispuesta, presidida por unas románticas velas.

Andrés: ¿Dónde te metiste Elizabeth? Ya son más de las nueve… ¿Será que te arrepentiste? (Preocupado)



En ese instante la princesa llega al restaurante elegantemente vestida con un traje de noche rojo muy exclusivo. La imagen asciende desde los zapatos hacia arriba para finalizar en un primer plano de Elizabeth. Escuchamos música (A prueba de ti – Malú). Andrés se queda impactado al verla y se levanta de su asiento.

Si te amé, ya no sé, en mi tu nombre ya no existes en mi piel
Si lloré, no recuerdo como fue
Si te amé, pudo ser, un momento de locura y esta vez
No hay después, descubrí que estoy a prueba de ti…

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Elizabeth: Hola… (Sonríe dulce)

Andrés: Ho… hola… (Se la queda mirando)

Elizabeth: Siento haberte hecho esperar… No quería que me vieran ya sabes quienes.

Andrés: Es… estás preciosa… (Sonríe, le da un beso en la mejilla)

Elizabeth: Gracias, tú también estás muy guapo. (Ambos toman asiento)

Andrés: ¿Pedimos ya?

Elizabeth: Espera un poco… ¿Qué tal tu día?

Andrés: Estaba deseando que terminara todo para estar contigo.

Elizabeth: ¿De verdad? (Sonríe ilusionada)

Andrés: Sí… (Le acaricia una mano suavemente)

Elizabeth: Sabes… me siento mal porque tuve que mentir a mis guardaespaldas.

Andrés: ¿Mentir, por qué?

Elizabeth: Les dije que me sentía indispuesta, a esta hora deben estar ya en sus habitaciones. Ellos no saben lo nuestro. Creen que sólo eres un amigo.

Andrés: ¿Y Shaila? Imagino le dijiste que íbamos a cenar.

Elizabeth: Shaila lo sabe pero… no está muy de acuerdo. Dice que mis padres no van aceptar esto.

Andrés: ¿Por qué? No entiendo… No estás haciendo nada malo, sólo vas a cenar con un chico.

Elizabeth: Pero es que no me está permitido.

Andrés: Ya no estamos en el siglo XIX, Elizabeth.

Elizabeth: Tú no sabes como son los Reyes… Y tengo miedo que se enteren de lo nuestro y se opongan a esta relación.

Andrés: ¿Relación? Entonces…. ¿Eso quiere decir que…? (Sonríe)

Elizabeth: Por favor no me hagas hablar más… sí… (Avergonzada)

Andrés: Es que no esperaba que me fueras a decir algo así. Bueno está bien… ¿Qué quieres pedir? ¿Qué platos te gustan a ver? (Mirando la carta)

Elizabeth: Da igual, sólo me importa tu compañía. Estar contigo, sería feliz comiendo patatas y huevos fritos.

Andrés: Jajaja. Una princesa no creo que cene esas cosas, la verdad…

Elizabeth: ¿Ah no me crees?

Andrés: Pues no… si seguro ni cocinar sabes…

Elizabeth: ¡Pero buenoooo!!! (Molesta, contiene la risa)

Andrés: ¿A que no sabes?  A ver dime la verdad… ¿Sabes como se fríe un huevo? (Se burla y contiene la risa)

Elizabeth: ¿Quieres que te sea sincera, sincera?

Andrés: Por favor, alteza… (Sonríe burlón)

Elizabeth: Ni idea…

Andrés: Jajajajajajaja. (Se ríe a carcajadas)

Elizabeth: Jajaja, ay no te rías, que es verdad. Yo no tenía tiempo para aprender esas cosas. Tienes razón, soy una inútil, como ama de casa un sería un completo desastre.

Andrés: Bueno, pero eso es aprender. Además yo cocinaría por los dos.

Elizabeth: ¿Tú sabes? (Sonríe)

Andrés: Claro, sé hacer mis cositas, si no me moriría de hambre… Vivo sólo.

Elizabeth: ¿Y no echas de menos a tu familia?

Andrés: A veces sí, mis padres viven en España, en Madrid.

Elizabeth: Entiendo… ¿Y a qué se dedican?

Andrés: Pues nada que ver con los tuyos…

Elizabeth: Me imagino jajaja.

Andrés: Jajaja. Ya en serio, mi padre fue cartero, ahora está jubilado. Mi mamá es profesora en un colegio público en el barrio de San Blas.

Elizabeth: San Blas…

Andrés: Sí, es una zona de clase obrera, normal, nada del otro mundo. ¿Ves como somos de mundos muy distintos?

Elizabeth: Lo sé pero no me importa eso, a mí me gustas así. Yo no soy como mi papá.

Andrés: ¿El Rey es muy clasista entonces?

Elizabeth: Bastante… Incluso se atreve a mandar en mi vida, hasta el punto de quererme casar con el hijo de un duque.

Andrés: ¿Quéee? (Celoso) Pero… ¿Pero tú no habrás aceptado, cierto?

Elizabeth: Por supuesto que no, estaría loca… Ni hablar, además Robert es un imbécil.

Andrés: ¿Se llama Robert?

Elizabeth: Ajá…

La cara de Andrés cambia totalmente y la princesa le pregunta…

Elizabeth: Te pusiste celoso…

Andrés: ¿Quién yo?

Elizabeth: Síii, tú. (Sonríe) Se te nota que te cambió la cara.

Andres: No digas bobadas, yo no estoy celoso…

Elizabeth: Está bien, lo que tu digas, te creo… (Pensando: Que mentiroso es… jajaja)

Andrés: ¡Bueno sí! (Molesto) Estoy celoso, sí, mucho. ¡Muy celoso!

Elizabeth: ¡Pero bueno! Jajaja.

Andrés: En serio, no me gusta la idea de pensar que hay otro hombre tras de ti, no me gusta, qué quieres… lo siento, perdóname. ¿Qué vas a pensar?

Elizabeth: Nada malo, no te preocupes. A mi no me interesa Robert para nada, te lo prometo. Es sólo un amigo, y ni a eso llega porque es bastante patán.

Andrés: Bueno ya, no hablemos de ese tipo, vamos a pedir la cena. ¿Te parece? (Sonríe)

Elizabeth: Vale…

Andrés: Pero no pidas algo muy caro que mi sueldo de periodista no me llega para pijadas… (Se burla)

Elizabeth: Jajajajaja. (Sonríe)


MADRID, ESPAÑA

INT. / APARTAMENTO DE CÉSAR Y ROSA, COCINA / NOCHE

Los padres de Andrés, César y Rosa, charlan mientras cenan y ven la televisión. El matrimonio conversa acerca del periodista.

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Rosa: ¿Qué quieres de postre? (Se levanta de la mesa y va hacia el frigorífico)

César: Una manzana. Sigo pensando que deberíamos haber avisado al chico. Tal vez no le guste que lleguemos así sin avisar.

Rosa: Quiero darle una sorpresa… (Cerrando la nevera) Andrés me dijo por teléfono que estaría en Roma todo el fin de semana pero que regresaría a Bruselas mañana.

César: Está bien… ¿A qué hora dices que sale el avión?

Rosa: A las diez de la mañana. Toma… (Le da una manzana y un cuchillo para pelarla)


BRUSELAS, BÉLGICA
INT. / PALACIO REAL, DESPACHO DE LA REINA / NOCHE

Su Majestad la Reina Anne se encuentra leyendo un libro en su despacho, sentada a su escritorio cuando es interrumpida brúscamente. Margaret acaba de llegar. La hermana del Rey la confronta.

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Anne: ¿Se puede saber que haces tú aquí? ¿Y que formas son esas de entrar en mi despacho me puedes explicar? (Se levanta de la silla y se acerca a su cuñada)

Margaret: Lo sé todo, desgraciada... (Furiosa)

Anne: No sé de qué me estás hablando... (Se hace la loca)

Margaret: ¡Eres una zorra! 

En ese momento Margaret la suelta una sonora y fortísima bofetada que la cruza la cara. Escuchamos música incidental. La Reina se lleva una mano a la mejilla, totalmente alucinada.

Anne: ¿Te volviste loca o qué? ¿Pero se puede saber a qué viene esto? (Furiosa)

Margaret: ¡Cállate, cállate maldita adúltera si no quieres que te deje sin dentadura! Lo sé todo, sé lo que te traes con el imbécil de Sebastian de Valois, desgraciada.

Anne: Estás paranoica… ¿De donde sacas semejante estupidez? Si bien dicen que eres una vieja chiflada.

Margaret: ¿Con qué chiflada eh? (Sacando de su bolso las famosas fotos del email impresas) ¡AHORA MISMO ME VAS A DECIR QUE SIGNIFICA ESTO, FURCIA! (Rabiosa le tira las fotos sobre la mesa)

Anne: ¡Dios mío!

Margaret: ¡No metas a Dios en esto, blasfema! ¡Zorra! Debería molerte a palos, desgraciada. Mi hermano luchando contra un cáncer y tú revolcándote con el Duque de Valonia. Eres una cualquiera.

Anne: ¡No te permito que me insultes! ¿Te queda claro? ¡Aquí la Reina soy yo y me debes un respeto, estúpida!

Margaret: ¡Que respeto ni que ocho cuartos! El respeto se gana bonita, se gana. ¡No se exige!

Anne: ¡Sí, tengo una relación con Sebastian! ¿Y qué? Hace años que tu hermano y yo ya no somos un matrimonio. Estoy cansada ya de fingir que somos la familia perfecta ante todo un país cuando no es así.

Margaret: Pues eso será de parte tuya, porque de él… Mira, no voy a decir nada de esto ni a Edward ni a Elizabeth por ahora… pero más te vale termines con esa relación porque te juro… ¡ESCÚCHAME BIEN! (Tomándola del brazo con fuerza) ¡Te juro que si sigues viéndote con ese desgraciado no te la vas a acabar! ¿Me oyes?

Anne: Eres una enferma… ¡una loca desequilibrada! ¡Suéltame! (Se suelta de su cuñada)

Margaret: Y tú una zorra, que es mucho peor…

Anne: ¡No te consiento que… ¡ (Alzando la mano para sacudirla)

Margaret: ¡Ni te atrevas! (Sujetándola del brazo con rabia) Llevas todo el santo día en ese hospital pendiente de tu amante… Ya me enteré del infarto de Sebastian. Y eso de que Elizabeth se tiene que casar con su hijo, será por encima de mi cadáver.

Anne: Tú no eres nadie para decidir aquí nada. ¿Te enteras? Yo soy su madre.

Margaret: Ese desgraciado sólo quiere casar a tu hija con Robert por interés. Parece mentira que no te hayas dado cuenta.

Anne: Robert es el hombre que le conviene a la niña. Elizabeth tiene la cabeza llena de pájaros igual que tú. ¡Aterricen! Esto es el mundo real no Disneylandia.

Margaret: No pienso permitir que mi sobrina se case con ese playboy y sea una desgraciada y una cornuda toda su vida.

Anne: ¿Y qué quieres mejor? ¿Qué se quede solterona y amargada como tú, querida? Jajaja.

Margaret: ¡Cállate! (Dándole una fortísima bofetada) ¡Eres una víbora pero no voy a parar hasta sacarte de palacio! ¡Te lo juro! (Se dispone a irse)

Anne: ¡Haz el favor de largarte de mi vista, estúpida. ¡FUERA!

La infanta Margaret se va indignada, mientras la Reina lanza un jarrón contra la puerta, llena de rabia y de ira contenidas.


ROMA, ITALIA
INT. / HOTEL, RESTAURANTE / NOCHE

Andrés y Elizabeth terminan de cenar, entre risas y miradas de complicidad. El periodista le cuenta a la princesa una anécdota de su infancia.

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Andrés: Bueno pues mi padre estaba sentado pescando a la orilla del río. En esto que llego yo y le grito. ¡Papá, papá que viene un toro!

Elizabeth: Jajajaja.

Andrés: Y nada que se levanta asustado, tropieza con una piedra y cae al agua, jajaja.

Elizabeth: Jajaja, pero no había toro, imagino.

Andrés: No, nada que ver… Fue todo una broma.

Elizabeth: Que malo eras…

Andrés: Tenía 11 años… (Sonríe) Cosas de chavales. Imagino tú eras una niña bien formal.

Elizabeth: Digamos que sí, estaba muy cohibida, mi educación fue muy estricta. Estuve dos años en un internado en Suiza, después volví a Bélgica para estudiar magisterio y ciencias económicas. La segunda la cursé en Australia, por eso del inglés.

Andrés: Qué bien… Pero no entiendo eso de estudiar para maestra ni economista si nunca ibas a ejercer…

Elizabeth: Yo quería estudiar, no sólo ser princesa. Como princesa ya tenía otro tipo de formación, idiomas, protocolo, historia, política… mil cosas. La verdad muchas me aburrían.

Andrés: Entiendo… Todavía no asumo que esté hablando con una princesa de verdad.

Elizabeth: Imagino… seguro que todo esto tiene que ser muy raro para ti.

Andrés: Demasiado… Me gustaría que fueras una chica normal, con un trabajo normal y pudiéramos salir juntos sin tener que escondernos de guardaespaldas, prensa o qué se yo.

Elizabeth: Aquí se está bien porque casi ni me conoce nadie pero en Bélgica no podría hacer esto.

Andrés: ¿Y entonces que va a pasar cuando regresemos? ¿Cómo te voy a poder seguir viendo?

Elizabeth: Veré como hago pero será difícil… Hablaré con mis guardaespaldas y con Shaila, seguro ellos al final lo entienden y podemos vernos seguido.

Andrés: ¿Pero y si alguien nos ve o…? No sé… Recuerda que soy periodista y sé como es esta profesión.

Elizabeth: Por eso mismo, no quiero que lo nuestro salga a la luz, al menos no todavía.

Andrés: ¿A qué tienes miedo?

Elizabeth: Déjalo, ya se hace tarde y tengo que irme… Me gustó mucho la cena y conversar contigo. (Se levanta de la silla)

Andrés: Y a mí… (Sonríe y hace lo mismo)

Elizabeth: (En voz baja) Te quiero…

Andrés: ¿Qué dijiste? (Sorprendido)

Elizabeth: Que te quiero… (Le roba un beso) Cuídate mucho. Hasta pronto. (Se va)

En ese instante Andrés ve uno de los pendientes de la princesa en el suelo y se agacha a recogerlo.

Andrés: Elizabeth, espera…  (Levantándose, pero la joven ya se ha marchado)


INT. / HOTEL, PASILLOS / DÍA

Andrés llega a la planta donde está alojada Elizabeth. El joven toca a la puerta y espera. La princesa responde al otro lado de la puerta.

Elizabeth: Shaila, no son horas, no te pienso contar nada de la cena hasta mañana.

El periodista sonríe, la puerta se abre y la muchacha se queda sorprendida al verle.

Elizabeth: ¿Andrés?

Andrés: Lo siento, se te cayó esto… (Le entrega el pendiente, la chica lo toma en una mano)

Elizabeth: Gracias… ni cuenta me había dado…

Andrés: No te preocupes.

Elizabeth: Si mi madre se entera que perdí uno de estos me mata, eran de mi abuela, la Reina Claire.

Andrés: Bueno ya me voy, es tarde y…

Ambos se miran a los ojos, algo nerviosos, pues están a solas en el umbral de la puerta de la suite de la princesa. Andrés y Elizabeth se sonríen, algo tímidos, pero en ese momento el chico le roba un beso. Ella se deja llevar, la pareja se besa apasionadamente. Andrés entra en la habitación con ella y cierran la puerta. La princesa y el periodista empiezan a desvestirse mutuamente, despacio, prodigándose en besos y caricias. Elizabeth le desabrocha la camisa, mientras él le quita el vestido a la joven. Ambos se miran a los ojos y sonríen, se besan de nuevo y caen sobre la cama, Andrés sobre Elizabeth. Los dos continúan besándose, recorriéndose a besos y explorando sus cuerpos con sus manos. La princesa y el periodista terminan haciendo el amor entre las sombras de esa habitación. Escuchamos música, mientras la princesa y el periodista se dejan llevar por la pasión. Andrés y Elizabeth se aman sin medida.

Tú – Jennifer López

Me gustan esas pequeñas cosas, cuando te encuentras conmigo a solas
Y tengo tanto para decirte, en lo que quieras yo voy a seguirte
No hablemos nada, hoy el silencio es el lenguaje de nuestros cuerpos
Y a veces pienso que apareciste, para mostrarme que el amor existe...
Tú…. todo tú… siempre tú… todo tú…
Parar el tiempo, me gustaría, para asomarme a tu dulce filosofía
Sentirme amiga del universo, y en tu mirada ver el mismo cielo
Por cada estrella, por cada noche, se encuentran nuestras almas y se reconocen
Porque lo quieres, porque lo pides, voy a demostrarte que el amor existe
Tú… todo tú…
Amor mío, amarte ese es mi desafío
Amor mío con todos mis cinco sentidos… amor mío…


AL DÍA SIGUIENTE
BRUSELAS, BÉLGICA
INT. / HOSPITAL CENTRAL, HABITACIÓN / DÍA

La Reina y su amante el Duque de Valonia, conversan en la habitación del hospital. Anne de pie, Sebastian echado en la cama.

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Anne: No puedo seguir viéndote, mi cuñada lo sabe todo.

Sebastian: Maldita sea, primero el chantaje y ahora esto… Esa estúpida nos puede hundir. Si mi mujer se entera de lo nuestro…

Anne: Seguro la persona que nos chantajea es quien le envió esas fotos a Margaret. Como descubra quien es lo voy a matar.

Sebastian: De momento es mejor que no vuelvas por el hospital, haremos como que hemos terminado, pero buscaré la forma de que nos sigamos viendo, donde sea.

Anne: Si mi hija se entera de esto… (Avergonzada) No me lo perdonaría nunca.

Sebastian: Esa es otra… Tu hija… (Sonríe con malicia) Mira… (Le muestra una revista)

Anne: Dios mío… ¿Qué es esto? (Mirando la portada)

Sebastian: Al parecer anda con alguien… La pillaron en Roma besándose con ese tipo en un hotel.

Anne: ¿Quién es este hombre? (Alucinada)

Sebastian: Pues… 


EXT. / AEROPUERTO DE BRUSELAS, PUERTA PRINCIPAL / DÍA

Andrés acaba de llegar a Bruselas, a las puertas del aeropuerto le esperan una veintena de periodistas y fotógrafos que le abruman. Andrés no entiende lo que ocurre.


Chico: ¡Andrés! ¡Andrés! ¿Es cierto que tienes una relación con la princesa Elizabeth?

Chica: ¡Andrés! Por favor, toda Bélgica se pregunta si eres el de las fotos. (Le muestra la portada de la revista)

Andrés: ¿Que demonios…? (Viendo la portada)

Chico: ¿Desde cuando son novios? ¿Cómo se conocieron? ¡Andrés! ¡Andrés!

Andrés: ¡Por favor, basta! ¡Basta! (Intentando abrirse paso entre los periodistas, agobiado y con la maleta en mano) ¡No voy a hablar de eso! ¡Por favor, respeten mi vida privada! (Molesto)

Chica: La prensa italiana dice que el chico de las fotos es un periodista español.

Andrés: ¡Pues…. se equivocan! ¡Ese hombre no soy yo! (Miente, nervioso)

Chico: Te contradices…

Sus compañeros le acosan, le rodean, las cámaras de fotos, televisión y los micrófonos le agobian. La situación es muy incómoda. Toda la gente les mira a las puertas del aeropuerto. Es la noticia del día en el país.

Chico: No puedes negarlo Andrés, somos tus compañeros de profesión. Queremos saber la verdad. ¿Qué hay entre la princesa Elizabeth y tú? ¿Desde cuando son pareja? ¿Piensan casarse? ¿Qué hay de Robert de Valois? Se rumoreaba que estaba saliendo con la princesa….

Andrés: Por favor… ¡Taxiii!!! ¡Taxiii!!!

En ese momento un taxi aparece, Andrés trata de seguir adelante y esquivar a los periodistas. El chico se siente muy abrumado y agobiado. Su llegada al país ha sido totalmente inesperada. Andrés sube al vehículo con la pequeña maleta, sentándose en el asiento trasero.

Andrés: A la rue de Mons, 25, por favor… (Nervioso, mirando hacia atrás por los cristales del taxi). 

En toda la prensa nacional aparece la noticia de que la princesa mantiene un romance con un periodista español. En las portadas de las revistas, en todos los kioskos se ven las fotos robadas de la cámara de seguridad del hotel de Roma aunque no se ve bien la cara de Andrés. La situación se les ha ido de las manos a la princesa y el periodista y eso que apenas acaban de comenzar su relación. ¿Qué ocurrirá? No te pierdas el próximo capítulo.

CONTINUARÁ

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